sábado, 19 de mayo de 2007
Súper campeón
Sin jugar su mejor fútbol y con dificultades para quebrar el planteamiento táctico rival y las manos de Castillo, los franjeados ganaron el Clausura en los penales; con el Apertura y la Anual se llevaron el Uruguayo 2006-2007
POR LUIS EDUARDO INZAURRALDE DE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR
A pocos les importa la forma en que llegó al título en la finalísima del Clausura –futbolísticamente sin el impulso que tuvo en otras períodos de esta misma temporada, perdió en Jardines y ganó anoche en el Estadio Centenario en la lotería de los penales–, porque la celebración del segundo torneo del año posicionó a Danubio en una envidiable lugar en la historia del fútbol uruguayo, incluso por encima de Peñarol: el franjeado es el segundo club que se logra todos los trofeos que se pusieron en juego para una Copa Uruguaya (Apertura, Clausura, Anual) y demostró, en definitiva, la regularidad, que fue la que lo depositó nuevamente en el pedestal de la AUF.
Danubio ganó anoche su tercer Campeonato Uruguayo, los otros fueron en 1988 y 2004, y su décimo torneo corto (Apertura y Clausura) con lo que igualó a Nacional en este registro que se instauró a partir de la modificación del sistema de disputa en 1994. Además, el fútbol de los dirigidos por Gustavo Matosas recibió ayer el premio mayor en una fiesta que los aurinegros sirvieron para ellos con las tribunas llenas, pero se la llevó el equipo de Maroñas.
Sufrió un montón. A Danubio le costó una enormidad quebrar a Peñarol porque sus propias limitaciones futbolísticas y anímicas se dieron casi toda la noche contra la muralla defensiva que levantó la formación de Gregorio Pérez, o con las manos de un formidable Juan Castillo, quien atajó como para ganarse un lugar en la selección.
El funcionamiento casi perfecto de la maquinaria defensiva de Peñarol hizo mella en el espíritu del equipo y, fundamentalmente, de Nacho González, quien no fue el conductor que su equipo necesitaba. A medida que transcurrieron los minutos perdió fuerza el buen fútbol danubiano, que se perdió con toques intrascendentes, y no supo explotar la velocidad para quebrar al rival.
Para colmo de males de las ilusiones de los de Maroñas, un error de la defensa y del golero Conde tras un remate sin pretensiones –que partió más como centro que como remate al arco– de Arévalo Ríos, Peñarol se adelantó en el marcador a los 65 minutos. Tras la apertura el aurinegro pudo ampliar, pero González salvó un gol en la línea. Recuperado del impacto, en el final del partido Danubio empató a los 81 a través de Ricard, quien insólitamente recibió la segunda amarilla, fue expulsado y le recriminó al juez groseramente, lo que le expone a una dura sanción.
Con uno menos y sin cambios, porque Matosas se había jugado todos los boletos, Danubio salió a matar en el alargue pero Castillo se quedó con los intentos de Mena y González. Peñarol, aferrado a la defensa casi como alternativa exclusiva para pelear el triunfo, se conformó con el empate y a partir de allí el alargue fue para cumplir. Los dos se encomendaron a la suerte de los penales, en la que Danubio corrió mejor suerte y cerró el mejor campeonato de sus 75 años de vida. Se hizo justicia y es súper campeón.
Fuente: EL obsevador